Han sido unos dias de intensas lluvias en Israel. Pero intensas de verdad.
Yosi Baitellman
Ayer, como dijo una amiga mía, fue un día de paraguas muertos.
Hace un año yo disfrutaba de la lluvia en Israel. Llovió muchísimo y recuerdo como Zvi salía a la puerta de la casa para ver caer la lluvia, porque hacia años que no veía llover con aquella intensidad. Me pregunto si este año habrá salido también a ver la lluvia. Lo del año pasado, en comparación con este, fueron cuatro gotas.
Recuerdo estar en mi habitación en Petah Tikva, tumbada en la cama, con una luz tenue dorada, escuchando como el agua golpeaba rítmica e incansablemente el tejado.
Cierro mis ojos y me transporto a ese momento.
Esta mañana me he levantado con la noticia de la nieve en Yerushalaym. ¿y que fue lo que yo hice? volar a la webcam del Kotel.
Ver nevar en el Kotel debe ser realmente fascinante.La nieve siempre es algo que me transporta magicamente a mi infancia.
La perfección se alcanza cuando nieva por la noche. El ver caer los copos pausadamente, con los cristales empañados y el tazón con leche caliente entre mis manos, hace que todo se tranforme en mi interior, en una profunda sensación de calma y confort.
Pienso en lo grandioso que será ver la nieve caer cuando esté en Yerushalaym. De momento me conformo con mirar a través de una pequeña ventana. La de la pantalla de mi ordenador.
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